Interconexión de los sistemas energéticos

Interconexión de los sistemas energéticos oxidativo, láctico y aláctico (ATP-PC). Resulta de un interés muy práctico el tener conocimientos claros acerca de cómo interactúan los sistemas energéticos (mecanismo de la fosfocreatina, mecanismo lactacidémico y mecanismo oxidativo aeróbico), por cuanto nos permite diferenciar los distintos métodos y medios a utilizar en el proceso de "educar", de la manera más efectiva, las cualidades motrices, particularmente aquellas que demandan una gran participación de los sistemas energéticos; nos referimos a la velocidad de desplazamiento, a la velocidad en resistencia y a la resistencia general o aeróbica.

Los principales parámetros a tener en cuenta son: 1) la intensidad con que se recorre la distancia, 2) la distancia a recorrer y, 3) el tiempo a utilizar. Es necesario recordar que una correcta dosificación de la carga física, incluye, además de los parámetros anteriormente señalados, otros de singular importancia tales como el número de repeticiones dentro de cada serie, así como también el carácter y la duración de los descansos entre repeticiones y entre series.

La siguiente imagen muestra la forma como interactúan los tres sistemas energéticos:



Debe haber claridad respecto a la relación inversamente proporcional observada por un lado, entre la intensidad y la distancia a recorrer, y por el otro, entre la intensidad y el tiempo que dure en recorrer la distancia. Para explicarlo mejor: a mayor potencia (intensidad) del movimiento de estructura cíclica, menor distancia a recorrer y menor el tiempo que se puede mantener dicha potencia; por el contrario, a menor potencia, mayor distancia se podrá recorrer, en mayor tiempo.



También es importante recordar, que los mecanismo anaeróbicos en la producción de energía son mecanismo auxiliares del mecanismo aeróbico; mientras que este último satisfaga toda la demanda de oxígeno y por ende aporte toda la energía a utilizar en la resíntesis del ATP, no se requerirá conectar mecanismos anaeróbicos.

Cuando el mecanismo aeróbico, aún en condiciones de máxima explotación, no pueda aportar la totalidad de la energía para los fines expuestos con anterioridad, habrá necesidad de conectar los mecanismos anaeróbicos en la producción de energía.

¿De qué depende que el mecanismo aeróbico necesite "ayuda" de los otros dos mecanismos anaeróbicos?



Sin duda alguna el factor más importante es la intensidad o potencia (cantidad de trabajo en la unidad de tiempo), con que realicemos el ejercicio de estructura cíclica. Erróneamente se cree que los mecanismos energéticos actúan, durante la actividad muscular, de una manera excluyente, es decir que mientras uno actúa, los otros están inactivos. También se piensa que apenas finaliza la acción de uno de los mecanismos, se conecta "per se" y en forma súbita otro de los mecanismos energéticos.

En condiciones de la actividad muscular, lo correcto es hablar del predominio de uno de los sistemas energéticos en un momentos determinado, sin descartar claro está, actividades en las que la participación de uno u otro mecanismo energético, es casi que exclusiva. Por ejemplo, en la carrera rápida de 100 metros actúa el mecanismo de la fosfocreatina (potencia máxima) y en el trote lento (potencia moderada) el mecanismo oxidativo aeróbico.

En los ejercicios de estructura cíclica de potencia sub-máxima (de 20 segundos a 3-5 minutos), es interesante indagar sobre la manera como interactúan los mecanismos lactacidémico (anaeróbico) y el oxidativo (aeróbico).

Sabemos que la expresión más clara de una máxima explotación del mecanismo lactacidémico, es una altísima concentración de ácido láctico (Hla). Por otro lado, la más clara expresión de una máxima explotación del mecanismo aeróbico oxidativo, es el consumo máximo de oxígeno (VO2máx.).

La primera relación claramente definida, es que a medida que aumenta la intensidad del ejercicio de estructura cíclica, aumenta progresivamente el consumo de oxígeno y en proporción directa a éste, aumenta, a partir de un momento determinado, la concentración de ácido láctico; la observación anterior es totalmente válida en la medida que nos aproximemos y superemos el denominado umbral del metabolismo aeróbico-anaeróbico.



Es claro también que índices de la esfera vegetativa muy comprometidos con el metabolismo aeróbico, como los son la frecuencia cardíaca y la ventilación pulmonar, aumentarán a medida que mantenemos la intensidad con la cual estemos realizando el ejercicio de estructura cíclica. De éstas relaciones surgen varios interrogantes:

¿Cómo explicar que cuando se está en un 100% del VO2máx. (índice más informativo del metabolismo aeróbico), se presenta la más alta concentración de ácido láctico (índice más informativo del metabolismo anaeróbico lactacidémico)?

¿Cómo explicar que entre más se explote el mecanismo aeróbico (en términos de ir aproximándonos al VO2máx.), más anaeróbica se torna la carga (en términos de ir acumulando en sangre una cada vez mayor concentración de ácido láctico)?



¿Cómo explicar que entre más alta la frecuencia cardíaca y la ventilación pulmonar, índices muy comprometidos con el metabolismo aeróbico, más anaeróbica se torna la carga de entrenamiento o de competencia?



Las preguntas parecen tener elementos contradictorios, más sin embargo no son del caso. En la medida en que entendamos la manera de interactuar de los sistemas energéticos, podremos encontrarle sentido a las relaciones expresadas en los anteriores interrogantes.

Por ejemplo en condiciones de reposo, cuando consumimos una cantidad de oxígeno igual a un equivalente metabólico (1 MET), es decir aproximadamente 3,5mL de ocígeno por Kilogramo de peso por minuto, podemos decir que el metabolismo es 100% aeróbico. Todo el oxígeno que se está demandando para garantizar el estado de reposo se está consumiendo. Sin embargo sería un grave error pensar, que en estas condiciones el mecanismo aeróbico se esté explotando al 100%.

Cálculos realizados a la ligera nos dicen que en reposo sólo utilizamos aproximadamente el 5% de toda la reserva aeróbica. El punto mínimo o de partida de la reserva aeróbica, son los aproximadamente 250mL de O2, que consumimos por minuto en condiciones de reposo; el punto máximo o de llegada son los 5000mL de oxígeno por minuto, que consume un atleta de alto rendimiento en una exigencia máxima.

Esta gran reserva aeróbica se empezará a utilizar en la medida que pasemos del reposo a la actividad y con mayor razón, en la medida que aumentemos progresivamente el esfuerzo que estemos realizando. Ahora bien, si careciéramos de los mecanismos anaeróbicos en la producción de energía, el consumo de oxígeno aumentaría progresivamente en la medida que aumentáramos la intensidad del ejercicio, hasta llegar a un tope maximo, el VO2máx.

Es lógico suponer que en este supuesto caso, la velocidad aunque alta, no podría ser muy alta, a raíz de la cinética relativamente lenta del mecanismo aeróbico, caracterizado por una alta capacidad energética, pero con una potencia energética menor que la expresada por los otros dos mecanismos energéticos anaeróbicos.

El mismo comportamiento del aumento progresivo del consumo de oxígeno hasta un tope, es válido en las condiciones reales, es decir cuando contamos con los mecanismos anaeróbicos en la producción de energía. En estas circunstancias el mecanismo aeróbico, cuando la intensidad del ejercicio sobrepasa determinado umbral, irá acompañado del mecanismo anaeróbico lactacidémico, el como podemos observar en la imagen del principio, presenta en su desplegar una forma de campana.



¿Qué ha sucedido? Simplemente que después de cierta intensidad del ejercicio, los dos mecanismos (el aeróbico y el anaeróbico lactacidémico), empezarán a actuar juntos; en un principio habrá un claro predominio del aeróbico que viene en activación desde hace rato, pero posteriormente (cuando la campana del sistema anaeróbico lactacidémico alcanza la cúspide), el predominio del sistema lactacidémico será claro, pese a que probablemente se ha logrado o esté a punto de lograrse el VO2máx.

¿Cómo relacionar la frecuencia cardíaca con la reserva aeróbica? La frecuencia cardíaca en reposo indica que el organismo presenta un metabolismo netamente aeróbico, explotado al mínimo.

La frecuencia cardíaca máxima indica que se han agotado las reservas aeróbicas, que el mecanismo aeróbico se está explotando al máximo, que hemos logrado el VO2máx., sin poder concluir, que en estas condiciones el mecanismo aeróbico explotado al máximo esté aportando el 100% de toda la energía que se requiere para la total resíntesis de las moléculas de ATP.

La relación frecuencia cardíaca-reserva aeróbica mencionada con anterioridad, no es válida para los ejercicios cíclicos de potencia máxima (100 metros planos), precisamente por la corta duración del ejercicio, que no permite el máximo despliegue de todos los eslabones de los cuales depende el metabolismo aeróbico (frecuencia cardíaca, gasto cardíaco, volumen sistólico, ventilación pulmonar, volumen circulante de sangre, precapilares activos a nivel de la musculatura esquelética), etc.

¿Qué sucede en relación con los mecanismos energéticos lactacidémico y aeróbico, al recorrer por ejemplo la prueba atlética de 1500m, con la máxima velocidad posible para la distancia mencionada?
En estas circunstancias podemos esperar que el mecanismo aeróbico aporte el 45% del total de la energía y el mecanismo lactacidémico el 55% restante.

¿Cómo interpretar estos porcentajes? Bien podremos pensar que en éste tipo de pruebas ambos mecanismos se exploten hasta el límite de sus posibilidades; es decir, se logra el VO2máx. (o se logra muy cerca de este nivel) y se produce una altísima cantidad de ácido láctico. En este caso, es probable que el mecanismo aeróbico se explote al máximo sin significar esta afirmación que la prueba atlética de los 1500m, es 100% aeróbica. Tampoco será 100% anaeróbica lactacidémica (máxima concentración de ácido láctico), pese a que también el mecanismo en cuestión esté siendo explotado al 100%.